Michel Foucault – «El sexo es bastante aburrido.» (Entrevista)

Foucault

Supongo muchos de ustedes ya están familiarizados con esta entrevista o la han leído en otros sitios. Hay pocas entrevistas que llenan e informan tanto, confieso que leo este texto cada mes así que finalmente me he decidido a ponerlo en el blog para no estar «cazando» links donde pueda encontrarla completa. Para aquellos que no la han leído les recomiendo hacerlo de inmediato, sobre todo si quiere tener otra perspectiva con respecto al sexo, este texto  puede convertirse en su primer paso a la desexualización de su ser, no confundir con asexualidad o anti sexualidad, simplemente dejar de poner al sexo en el pedestal que ha estado por tanto tiempo. Vemos que la Edad Media y la represión sexual provocada por la religión dio como resultado que la humanidad se enfoque e idealice el sexo como nunca se ha visto antes, trayendo consigo la sobrepoblación entre muchas otras cosas que analizaré en un futuro ensayo. Por ahora disfrutemos de Foucault.

Fuente: Le Nouvel Observateur, junio de 1984

Pregunta: ¿Sigue pensando que su primer volumen de la Historia de la sexualidad, publicado en 1976, es esencial para comprender cómo somos? 

M. Foucault: Bueno, actualmente me interesa más lo relacionado con las técnicas del yo que el sexo… El sexo es bastante aburrido.

P: A los griegos tampoco les interesaba demasiado ¿verdad?

M. Foucault: Desde luego que no. Para ellos esa no era una cuestión importante comparada con lo que decían sobre la alimentación o el régimen. Me resulta sumamente interesante el lento desplazamiento de interés que se produjo desde la alimentación (una preocupación omnipresente en Grecia) hacia la sexualidad. Durante los primeros siglos del cristianismo también la alimentación era un tema de mucha mayor importancia que el sexo. Por ejemplo las reglas monacales revelan que el problema que atraía más atención era el de la alimentación. Luego detectamos un progresivo desplazamiento del interés a lo largo de la Edad Media, de modo que a partir del el siglo XVII el tema prioritario es la sexualidad.

P: El segundo tomo de su Historia de la sexualidad (El uso de los placeres) trata casi exclusivamente el tema del sexo.

M. Foucault: Sí. En ese volumen he tratado de mostrar que en el siglo IV a. C. el código de restricciones y prohibiciones de los griegos es prácticamente el mismo que el de los primeros moralistas y médicos del Imperio Romano. Pero creo que la forma que tenían de integrar estas prohibiciones relativas al yo es totalmente diferente. En mi opinión, la razón es que el objetivo principal de esta ética era estético. En primer lugar, esta especie de ética era únicamente un problema de elección personal. En segundo lugar, estaba reservada a una minoría de la población; no se trataba en absoluto de imponer un modelo de conducta para todo el mundo. Lo que se intentaba era, en realidad, tener una existencia hermosa y dejar en la posteridad un recuerdo honorable de la propia vida. Desde luego, esta especie de ética no era una tentativa de normalización aplicable al resto de la población.

Leyendo a Séneca, a Plutarco y al resto de estos autores, me dio la impresión de que se planteaban un gran número de problemas relacionados con el yo (la ética del yo, las tecnologías del yo) A partir de ahí me surgió la idea de escribir otro libro que tratara distintos aspectos de las antiguas tecnologías paganas del yo. Se compone de diferentes escritos sobre el yo: el papel que tienen la lectura y la escritura en la constitución del yo, la experiencia médica del yo, etc.

Lo que más me sorprende de la ética griega es que se preocupaban más de su propia conducta moral o ética, y de la relación que mantenían consigo mismos y con los otros, que de las cuestiones religiosas. ¿Qué ocurre tras la muerte? ¿Intervienen los dioses, o no? Estos son asuntos de poca importancia para ellos, ya que no estaban relacionadas con su ética. Además, esta ética no iba ligada a un sistema legal. Las leyes que regulaban la conducta sexual no eran muy numerosas ni tenían demasiada fuerza. A los griegos lo que les interesaba era constituir una ética que fuera una estética de la existencia.

Pues bien, me pregunto si no se plantea en la actualidad un problema bastante similar, teniendo en cuenta que la mayoría de nosotros no creemos ya que la ética esté fundada en ninguna religión, ni deseamos que exista un sistema legal que regule nuestra vida privada. Por otra parte, los actuales movimientos de liberación no logran encontrar principios sobre los cuales sustentar una nueva ética. Aunque tienen necesidad de una ética, no encuentran más que pretendidos conocimientos científicos acerca de lo que es el yo, el deseo, el inconsciente… Estos paralelismos son sorprendentes.

P: ¿Cree usted, entonces, que los griegos ofrecen una alternativa atrayente y plausible?

M. Foucault: Por supuesto que no; no busco soluciones fáciles. Un problema no se resuelve acudiendo a las soluciones que se propusieron en otros tiempos y para otras gentes. Mi intención no es hacer una historia de las soluciones, y por eso no puedo aceptar el término «alternativa». Más bien, lo que trato de hacer es hacer es una genealogía de los problemas y de las problematizaciones. Aunque mi actitud no es apática, sino que conduce a un activismo que no excluye el pesimismo.

P: Sin embargo, aunque la vida de los griegos no fuera perfecta, parece ofrecer una alternativa seductora al permanente autoanálisis del cristianismo.

M. Foucault: Bueno, la ética griega estaba relacionada con una sociedad puramente masculina, donde existía la esclavitud; una sociedad en la que las mujeres eran seres sexualmente inferiores y en la que, si estaban casadas, debían cumplir con su función de esposas.

P: La mujer estaba dominada, pero el amor homosexual, sin duda, estaba menos problematizado que ahora.

M. Foucault: Eso no es tanto como parece. En la cultura griega existe una abundante y destacada literatura sobre el amor de los muchachos, y los historiadores han visto en ello la prueba de que los griegos lo practicaban. Pero eso prueba también que esa clase de amor suscitaba problemas. En efecto, si no hubiera ningún problema, los griegos habrían hablado de él en los mismos términos que al hablar del amor heterosexual. Ocurría que se consideraba inadmisible que un joven destinado a convertirse en hombre libre pudiera ser dominado y utilizado como un objeto para placer de otro. Una mujer o un esclavo podían hacer el papel de pasivos, ya que ello formaba parte de su naturaleza y de su estatus social. Todas estas reflexiones filosóficas sobre el amor de los jóvenes prueban que los griegos no podían integrar esta práctica con normalidad en el ámbito de su yo social. Ni tan siquiera podían llegar a imaginar que existiera la posibilidad de una reciprocidad de placer entre el muchacho y un hombre adulto. Así, Plutarco, por poner un ejemplo, cuando dice que el amor a los muchachos es problemático no es porque considere que ese tipo de amor sea contra natura. Lo que dice es: «No puede haber reciprocidad en las relaciones físicas entre un muchacho y un hombre».

P: Hay algo que señala Aristóteles acerca de la cultura griega que usted no ha mencionado, pero que a mi me parece muy importante: el tema de la amistad. En la literatura clásica la amistad es el lugar del reconocimiento mutuo. Al leer tanto a Aristóteles como a Cicerón, parece que la consideran la virtud más elevada, pues es desinteresada y duradera, no tiene precio, y no niega el placer.

M. Foucault: El uso de los placeres es un libro sobre ética sexual, no sobre el amor, la amistad o la reciprocidad. Es significativo que Platón, cuando trata de fundir la amistad con el amor hacia los muchachos tenga que desechar las relaciones sexuales. La amistad es recíproca, cosa que no ocurre con las relaciones sexuales: en las relaciones sexuales uno tiene que ser activo o pasivo, penetrar o ser penetrado. Donde hay amistad es difícil que existan relaciones sexuales; una de las razones por la que los griegos sintieron la necesidad de justificar filosóficamente este tipo de amor es que no se concebía la reciprocidad física. En el Banquete, Jenofonte nos dice que Sócrates señalaba que en las relaciones entre un adulto y un muchacho, este no es más que el espectador del placer del hombre; aún más, que es deshonroso para el muchacho sentir cualquier tipo de placer en la relación con el adulto.

Lo que quisiera plantear, entonces, es lo siguiente: ¿somos capaces de tener una ética de los actos y de su placer que considere el placer del otro? ¿Es el placer del otro algo que pueda ser integrado en nuestro propio placer, sin referencia a la ley, al matrimonio o a cualquier otra obligación? (…)

P: ¿Y cual era el concepto que tenían los griegos de desviación?

M. Foucault: Según su ética sexual la diferencia no estaba en preferir a los mujeres o a los hombres, ni en hacer el amor de una u otra forma. Era más bien una cuestión de cantidad, y de actuar como activo o como pasivo; en ser esclavo de los propios deseos o maestro de ellos.

P: ¿Y si alguien hacía tanto el amor que su salud podía resentirse?

M. Foucault: Eso era lo que ellos llamaban «la hybris», el exceso. No se planteaban el tema de la desviación, sino el del exceso o la moderación.

P: ¿Y qué hacían los griegos con gente?

M. Foucault: Eran consideradas personas de mala reputación.

P: ¿Pero intentaban curarlos o llevarlos al buen camino?

M. Foucault: Bueno, existían ejercicios para que uno aprendiera a gobernarse a sí mismo. Epicteto afirmaba que uno debería poder mirar a una joven hermosa o a un muchacho bello sin sentir deseo por ella o por él. Para conseguir esto era preciso convertirse en maestro de uno mismo.

En la sociedad griega existía una corriente de pensamiento que promovía la austeridad sexual; era esta una creación de gentes cultivadas que deseaban dar a su vida belleza e intensidad. Algo parecido ha ocurrido aquí desde el siglo XIX cuando, para alcanzar una vida más bella la gente ha tratado de liberarse de la represión sexual inculcada por la sociedad desde la infancia. En Grecia, probablemente Gide hubiera sido un filósofo austero.

P: Así que, para alcanzar una existencia hermosa los Griegos eran austeros, mientras que nosotros buscamos la realización personal en la ciencia psicológica.

M. Foucault: Eso es. Contamos con todo un tesoro de procedimientos, técnicas, y conceptos que han sido creados por la humanidad. No es que podamos reactivarlos, pero al menos podemos emplearlos como instrumentos para analizar la realidad actual y cambiarla. Desde luego, no podemos elegir el mundo griego en vez del nuestro, pero comprobar que algunos de nuestros principios éticos estuvieron ligados en cierto momento a una estética de la existencia puede constituir un análisis histórico útil. Durante siglos hemos estado convencidos de que existían relaciones analizables entre la ética personal que rige nuestra vida cotidiana y las grandes estructuras políticas y socio-económicas. Hemos pensado que no podíamos cambiar nada de nuestra vida sexual o familiar sin que eso trastocara la economía, el sistema democrático, etc. Considero que deberíamos desembarazarnos de esa idea de que existe una relación necesaria entre la ética y las estructuras sociales, económicas o políticas. Esto no significa, naturalmente, que no existan relaciones, pero se trata de relaciones variables.

P: Entonces, ¿qué tipo de ética podemos construir ahora que sabemos que entre la ética y las otras estructuras existe una coagulación histórica y no una relación necesaria?

M. Foucault: Lo que me sorprende es el hecho de que en nuestra sociedad el arte se haya convertido en algo que no concierne más que a la materia, no a los individuos ni a la vida, que el arte sea una especialidad hecha sólo por los expertos, por los artistas. ¿Por qué no podría cada uno hacer de su vida una obra de arte? ¿Por qué esta lámpara o esta casa puede ser un objeto de arte pero mi vida no?

P: Entonces, si el hombre ha de crearse a sí mismo sin recurrir al conocimiento ni a reglas universales ¿en qué difiere su planteamiento del existencialismo de Sartre?

M. Foucault: Creo que desde un punto de vista teórico, Sartre, a través de la noción moral de autenticidad, retoma la idea de que debemos ser nosotros mismos, es decir, convertirnos en nuestro verdadero yo. Pero podríamos ligar su pensamiento teórico con el concepto de creatividad, y no con el de autenticidad. Si el yo no nos viene dado, llegamos a una consecuencia práctica: debemos constituirnos a nosotros mismos, fabricarnos, crearnos como si fueramos una obra de arte. (…)

Foucault


Visita al Diablo Mundo XVII: Georges Bataille – Historia del Ojo

Story of the Eye

Hasta siento un poco de pena por introducir a Georges Bataille (Billom, 1901 – París, 1962) en mi blog con este texto -ojo que no estoy desdeñando éste- y no con otro de aquellos que son verdaderamente fundamentales. Algo injusto en verdad, presentarlo con un ensayo erótico. Sí, erótico no sexual, ya que según Bataille el hombre, a diferencia de los animales, no tiene sexo simplemente con el fin de procrear, haciendo del coito un acto erótico, ‘El erotismo es asentir a la vida hasta en la muerte’ diría alguna vez. No soy tan fan de la literatura erótica, además desde que llegué a ver hentai japonés en mi adolescencia para mí ya no existen los tabúes ni nada que me escandalice, pero hay algo acerca de este texto, no solo porque está escrito por uno de los grandes filósofos del siglo XX, ni por que es considerado la obra maestra de la literatura erótica, tiene ese algo que logró atraparme desde el primer párrafo, fue lectura corrida sin parar, con muy pocos textos nos sucede ésto, terminarlo de una sola ‘tirada’, y no era el morbo lo que me hacía continuar leyéndolo, no, ni la manera cómo estaba escrito, recordemos que a pesar de todas sus virtudes Bataille era considerado un pésimo escritor, y eso nos da ánimos a quienes compartirnos aquella característica; quizá fue el ritmo, sí, el texto parece casi una melodía sexual, no es morbo pero sí curiosidad, los personajes se hacen tus amigos de inmediato, deseas saber qué les deparará la siguiente página, ¿acaso yo podría hacer lo mismo? Es la pregunta que más asaltará sus mentes, claro, a aquellos que han sido hilados por la perversión. A otros, la mayoría, provocará carcajadas y hasta repulsión, ¿pero acaso jamás vio la Biblia Negra, leyó una novela del Marqués de Sade o las cartas de Artaud? Ah, el bien Marqués, clara influencia de Bataille.

Study for Georges Bataille’s Story of the Eye by Hans Bellmer

Study for Georges Bataille’s Story of the Eye by Hans Bellmer

¿Pero qué hace que un filósofo, considerado como «un nuevo místico» por Jean-Paul Sartre o «un obseso» por André Breton, y «uno de los más grandes escritores del siglo» por Michel Foucault, escriba uno de los textos eróticos considerados de los más repulsivos en la historia? Qué lo mueve, la curiosidad por supuesto, la pulsión experimental, el naciente surrealismo y el popular psicoanálisis freudiano. Toma una pareja de adolescentes franceses, el joven narrador, su pareja Simone, acompañados de la tímida y reprimida sexualmente lolita con trastorno bipolar Marcelle, y el aristócrata voyeurista Sir Edmund y los transforma en una suerte de Bonnie y Clyde del erotismo explícito, las aventuras de estos jovenzuelos los lleva a España donde desencadenan los sucesos más hilarantes, sacrílegos y lascivos, como por ejemplo:

—Mire, le dijo Simone, las hostias están en el copón y en el cáliz se echa vino blanco. —Huele a semen, dijo ella, olisqueando las hostias. —Así es, asintió Sir Edmond, como ves, las hostias no son otra cosa que la esperma de Cristo bajo la forma de galletitas blancas. En cuanto al vino que se pone en el cáliz, los eclesiásticos dicen que es la sangre de Cristo, pero es evidente que se equivocan. Si de verdad fuera la sangre, beberían vino tinto, pero como sólo beben vino blanco, de-muestran que en el fondo de su corazón saben bien que es orina. 

Los párrafos no son lo que parecen, ocultan infinitas metáforas que para muchos pasan inadvertidas, muy probablemente hasta por el mismo autor. El uso de los ojos, huevos y testículos para fines masturbatorios de Simone, y los diversos fluidos que protagonizan las viñetas, claramente inspirados en las obras surrealistas (El Perro Andaluz de Dalí y Buñuel, anyone? Aunque publicado posteriormente al libro) dan para miles de interpretaciones psicoanalíticas y filosóficas, hasta el mismísimo Roland Barthes se aventuró a darle una. A nosotros también nos queda darle la nuestra y quizá acertemos. A pesar de las lineas explícitamente sexuales que componen el texto, también contiene muchas frases que lo invitarán a la reflexión, y hasta otras que lo cautivarán:

Esa noche se nos ocurrió la idea de masturbarnos, pero permanecimos infinitamente abrazados, unidas nuestras bocas, jamás nos había ocurrido.

Georges Bataille

Georges Bataille

Este libro, aunque desdeñado por muchos, se ha convertido en una gran referente para la cultura pop en general. Mención especial le hacemos a Björk, quien ha mencionado en reiteradas ocasiones que éste es su libro preferido y uno de los textos que más han influenciado su vida, hasta le sirvió de inspiración para la creación del video de Venus as a Boy:

Deje que su lado más salvaje salga a flote, explore sus más profundos deseos, viaje junto a estos personajes por los párrafos que lo harán reír, sonrojar, vomitar y orgasmear.

A muchos el universo les parece honrado; las gentes honestas tienen los ojos castrados. Por eso temen la obscenidad. No sienten ninguna angustia cuando oyen el grito del gallo ni cuando se pasean bajo un cielo estrellado. Cuando se entregan ‘a los placeres de la carne’, lo hacen a condición de que sean insípidos. Pero ya desde entonces no me cabía la menor duda: no amaba lo que se llama ‘los placeres de la carne’ porque en general son siempre sosos; sólo amaba aquello que se califica de ‘sucio’.

Georges Bataille – Historia del Ojo [PDF]

 


Deconstruyendo a Jacques Derrida

Jacques Derrida
“Orfeo ya no canta, escribe.”
—  Jacques Derrida

Jacques Derrida (El-Biar, Argelia francesa 15 de julio de 1930 – París, 8 de octubre de 2004), forma parte de mi trilogía filosófica favorita de la segunda mitad del siglo XX, junto a Gilles Delleuze y Michael Foucault. Los filósofos de aquél Mayo del 68 francés diríamos, aunque no existen pruebas de su total participación en este movimiento, sí podemos encontrarlo como estandarte de ciertas esferas de aquellos jóvenes que gritaban “Sabemos lo que no queremos, pero no sabemos lo que queremos”.- Se lo suele asociar con el postestructuralismo y el posmodernismo y las corrientes filosóficas de  Friedrich HegelFriedrich NietzscheEdmund Husserl,Sigmund Freud y Martin Heidegger. En este post trataremos sus conceptos más conocidos de una manera muy general, expondré los conceptos en su mínima expresión, podríamos decir que es un Derrida for Dummies, solo intento despertar su curiosidad e informarle un poco de las ideas de este gran filósofo.

Deconstrucción:

La deconstrucción es un método analítico o estrategia que busca desenmascarar y desmantelar la realidad establecida en sus componentes o elementos más básicos e intentar encontrar las fallas de la misma y así profundizar en el conocimiento sobre ésta. Escapar de la ingenuidad de la realidad preestablecida. El término es la traducción que propone Derrida de la palabra en alemán Destruktion, que Heidegger propone en Ser y Tiempo. 

¿Por qué ‘deconstruir’ y no ‘destruir’? es lo que se pregunta siempre el nobel lector de Derrida, pues bien él lo ponía de la siguiente forma: «Al destruir, pierdes forma y fondo; al deconstruir, ganas nuevas formas al revisar el fondo». Así se resume uno de los conceptos más complejos en la historia de la filosofía.

Différance:

Différance un no-concepto y neografismo de la palabra francesa différence (diferencia). Se refiere a la imposibilidad, según Derrida, de simbolizar algo textualmente porque desborda la representación. Por ejemplo, la palabra Différance y Différence se diferencian una de la otra por la letra ‘A’ mas no en su pronunciación ya que en francés son homófonas. Usa la différance para manifestar la soslayación e inaccesibilidad del significado de lo verdadero o real; todo inconceptualizable. Una crítica a la estructuración del lenguaje. Para un mayor insight en este no-concepto le invito a leer esta Conferencia pronunciada por el mismo Derrida en la Sociedad Francesa de Filosofía, el 27 de enero de 1968.

Falogocentrismo: 

Otro neologismo con origen en la Deconstrucción, une los conceptos de logocentrismo (poder del conocimiento) y falocentrismo (poder del hombre), base fundamental, según Derrida, de la razón patriarcal preponderante. Pero dejemos que el mismo Jacques nos lo explique:

‘La unidad entre logocentrismo y falocentrismo, si existe, no es la unidad de un sistema filosófico. Por otra parte, esta unidad no es patente a simple vista: para captar lo que hace que todo logocentrismo sea un falocentrismo hay que descifrar un cierto número de signos. Este desciframiento no es simplemente una lectura semiótica: implica los protocolos y la estrategia de la deconstrucción. Debido a que la solidaridad entre logocentrismo y falocentrismo es irreductible, a que no es simplemente filosófica o no adopta sólo la forma de un sistema filosófico, he creído necesario proponer una única palabra: falogocentrismo, para subrayar de alguna manera la indisociabilidad de ambos términos.’ (Entrevista de Cristina de Peretti)

Leyendo estas lineas he recordado una anécdota no muy conocida de Derrida, un comentario con respecto a una ilustración medieval de Sócrates y Platón:

Derrida, Platón, Sócrates

Analice la ilustración, no es convencional, se trata de un chascarrillo medieval: Sócrates anotando lo dictado por Platón, en lugar de Platón contando historias de Sócrates. «La tarjeta,» diría Derrida, «me pareció, mm cómo decirlo- obscena […] veo a Platón teniendo una erección a espaldas de Sócrates. Veo una erección interminable y desproporcionada deslizándose lenta y tibiamente por la pierna derecha de Sócrates […] Imaginen el día en que seremos capaces de enviar esperma por medio de una postal.  [… y finalmente Platón] desea emitir su esperma para sembrarla en toda la tierra, enviar esta carta fértil a todos.» Ahí tienen un ejemplo muy hermoso y gráfico de Deconstrucción.

Jacques Derrida and his cat, Logos. Photo by Sophie Bassouls/Sygma/Corbis

Nuestra amiga internet siempre está sorprendiéndonos, y mientras pensaba este post me he topado con un video de la Filosofía de Jacques Derrida aplicado al anime Neon Genesis Evangelion, una serie que da para muchísimas interpretaciones tanto sociológicas, filosóficas, religiosas, psicológicas, entre otras, a pesar que su creador (Hideaki Anno) proclama que la serie es una oda al ‘nonsense’ y es completamente ridículo encontrarle algún sentido, algo parecido a lo que hizo John Lennon con I am the Walrus, sin embargo, al igual que pasó con el himno beatle, los fans y críticos alrededor del mundo y a lo largo de la historia no han dejado de buscar significados ocultos en esta obra. En el video se analiza la serie desde el contexto ‘no hay nada fuera del texto; toda comunicación es textual, por lo tanto no hay nada fuera del texto, todo es el texto.’ inspirado en lo que Roland Barthes expone en La Muerte del Autor, es decir, la obra prevalece a su autor, y estará libre a ser interpretada de cualquier forma.