Cómo conseguían los antiguos griegos sus cuerpos esculturales
Publicado: diciembre 24, 2017 Archivado en: 2017, Fitness, Grecia, Mitología Griega, Uncategorized | Tags: Ancient Greece, Crossfit, Excercise, Fausto Ribadeneira, Fausto Ribadeneira Garófalo, Fitness, Gym, Heracles, Mediterranean Diet, Milon of Crotone 1 comentario
Quizá el artículo más superficial que vaya a escribir pero en verdad es algo que me ha intrigado desde siempre. Desde pequeño al ver en libros las estatuas de aquellas majestuosas diosas y robustos dioses me preguntaba cómo eran capaces de alcanzar tal perfección corporal. Obviamente los escultores griegos y romanos exageraban varias partes para llegar al ideal físico divino, pero no podemos negar que para los antiguos griegos sí era posible conseguir esos cuerpos.
Ahora vamos a ver el cómo lo hacían, directamente a los ejercicios que realizaban y la dieta que tenían para que una de sus resoluciones de año nuevo sea conseguir el cuerpo de un dios.
Iniciamos con La Alimentación:
La famosa triada mediterránea (trigo, aceite, y vino) al parecer tiene todas las de ganar si se la aplica correctamente, la dieta mediterránea de la antigua Grecia consistía básicamente en pan, carne, frutas, legumbres, vino, y por supuesto el aceite de Oliva.
Pero la «superfood» de esta dieta era la cebada, la cual era casi exclusiva de los atletas y facciones militares. Pan y una especie de papilla a base de cebada era el secreto para la vigorosidad. Cuando ocasionalmente comían de más el pan de trigo eran llamados la atención por sus entrenadores ya que creían que la harina de este cereal hacía más pesados a sus atletas.
Podríamos pensar que las proteínas de la carne producen músculos más fuertes y, por lo tanto, un mejor rendimiento deportivo, pero el vegetarianismo era sorprendentemente común entre los antiguos olímpicos: una comida típica de un atleta consistía en queso, higos y la mencionada papilla de cebada o pan de cebada.
Sin embargo una dieta para los atletas no fue obligatorio sino hasta el 600 A.C. También se establecieron pautas de estilo de vida, como por ejemplo el evitar la exposición al sol durante mucho tiempo y las relaciones sexuales antes de una competencia.
Más adelante vendría la introducción de la carne. Se dice que quien recomendó incluir carne en la dieta olímpica fue el mismísimo Pitágoras. La carne de cabra se decía era buena para los corredores y la carne de buey buena para los boxeadores, la carne de cerdo para los luchadores. Estas carnes eran consideradas dignas de los atletas, mas no así la de los peces los cuales eran considerados alimento de la plebe, aunque en el período Clásico se incluirían en la dieta como una exquisitez gourmet.
La inclusión de carne en la dieta se popularizó también con el más grande atleta del pasado, el indiscutible rey de las olimpiadas ganando éstas por seis veces consecutivas: Milón de Crotona.
Se dice que Milón de Crotona comía 20 minas (kilos) de carne, otras tantas de pan y bebía tres congios (litros) de vino. Si creemos ésto vemos que Milón habría consumido al menos 57,000 kcal (238,500 kJ) ¡por día! Intoxicación segura.
Sin embargo muchos atletas intentando seguir el ejemplo del gran Milón de Crotona comían exceso de carne que los fulminaba en rendimiento e incluso llegaban a morir por el exceso. El médico Galeno acusaba a los atletas de su tiempo de «hartarse siempre de carne poco hecha».
Aparte de esto también podemos ver que el agua fría estaba prohibida, al igual que las tortas extremadamente dulces. Los frijoles eran muy buenos o muy malos, dependiendo de a quién le preguntaras. Para muchos no era recomendable consumir frijoles hasta una semana antes de competir.
Otros consejos dietéticos antiguos para los atletas también incluían evitar el pan justo antes de la competencia y comer higos secos, que se pensaba ayudaban a desarrollar músculo y resistencia. En cuanto a la bebida, el vino era popular en la antigüedad griega tanto para beber como para cocinar. Incluso Hipócrates una vez presuntamente aconsejó a los atletas con músculos doloridos que se emborracharan una o dos veces. El vino era recomendado beberlo una o dos veces al día, como bebida vigorizante luego de cada sesión de ejercicios.
Ahora sí: El Ejercicio
Esta impresionante dieta mediterránea no habría sido nada sin una rutina de ejercicios igualmente espectacular. Los atletas griegos ponían mucho énfasis en la resistencia. Para ejemplificar ésto invocaremos nuevamente a Milón de Crotona de quien nos cuentan que para aumentar su fuerza antes de cada olimpiada adoptaba un becerro y lo cargaba en hombros, conforme pasaban los años el becerro crecía hasta convertirse en un enorme buey y aún así Milón controlaba ese peso. Corría con el buey hasta el estadio y cuando llegaba se lo comía.
Para el entrenamiento vamos a centrarnos en el más rudo de todos, el entrenamiento espartano, ya que varias de las rutinas espartanas eran aplicadas por los atletas olímpicos.
Los hombres espartanos eran soldados desde la edad de 13 a 60 años, e incluso a las mujeres se les enseñaba física y gimnasia. El entrenamiento en varones iniciaba desde los 7 años.
Los antiguos griegos no tenían máquinas de ejercicios para mejorar su condición física, por lo que tenían que usar lo que estaba disponible. Utilizaron ejercicios de peso corporal como flexiones o pullups. Los antiguos griegos utilizarían la resistencia en sus métodos de entrenamiento de fuerza mediante el uso de piedras, troncos, animales o entre sí para ayudar a aumentar su fuerza.
Si a usted ya se le metió el bichito del juego y está pensando cómo entrenar como los griegos clásicos acá van otros tips.
Con la ayuda de flexiones y pullups en nuestras rutinas ayudaremos a fortalecer la parte superior del cuerpo, que era lo más importante para los griegos, el esculpir los hombros y la espalda sobre todo, como los mamíferos mayor dotados de testosterona como los toros. Cortar o dividir troncos y tirar troncos también es una forma efectiva de entrenar todo el cuerpo. También algo de crossfit como el tirón de llantas, el peso muerto, el empuje de un automóvil o el transporte de objetos pesados a un destino cercano son unos pocos ejemplos de cómo podríamos aplicar el entrenamiento de la Antigua Grecia en nuestros días.
Quienes deseen entrenar en un gimnasio pueden entrenar con pesas intensas similar a los antiguos griegos usando pesos libres e incorporando levantamientos de potencia en nuestro entrenamiento, tal como power cleans, hang cleans, sentadillas, peso muerto y press de banca.
Por último veremos el entrenamiento que realizaron los actores de la película 300 quienes tuvieron un entrenamiento exhaustivo de 4 meses para conseguir moldear los cuerpos lo mejor que pudieron, no olvidemos que el maquillaje ayudó mucho pero no podemos negar que consiguieron resultados espectaculares en poco tiempo.
Los actores entrenaron durante cuatro meses con intensidades de entrenamiento similares a las que se habrían utilizado durante los tiempos espartanos, incluidos ejercicios pliométricos (saltos a desniveles) y sprints (carreras cortas a máxima velocidad). e intenso entrenamiento con pesas. Utilizaron equipos como pesas, kettlebells (pesa rusa, similar a una bala de cañón con agarradera) y balones medicinales. Al final de los cuatro meses de entrenamiento, los actores fueron invitados a completar el entrenamiento de graduación «300» que incluyó la realización de los siguientes ejercicios en orden secuencial: 25 pullups, 50 pesos muertos en 135 lbs., 50 flexiones, 50 saltos de caja en una caja de 24 pulgadas, 50 limpiadores de piso en 135 lbs., 50 kettlebell y prensas a 36 lbs. y 25 pullups. La combinación de todas las repeticiones para todos los ejercicios totalizan 300 repeticiones. Todo un entrenamiento bestial que tuvieron Leonidas y compañía.
Le recuerdo que estas rutinas sirven tanto para hombres como para mujeres. Ahora sí, leído todo ésto podemos iniciar nuestro camino hacia el ideal de belleza de los dioses.Inicie saliendo a trotar todas las mañanas para ganar resistencia, cambie los hábitos alimenticios que considera perjudiciales y empiece a incluir los alimentos que se han incluido en este post. Quizá no logremos la perfección de nuestros cuerpos pero sí un mucho mejor estado de salud y nos sentiremos conectados con nuestros antepasados.
De cuando la Tierra no tenía Luna
Publicado: diciembre 24, 2017 Archivado en: 2017, Luna, Mitología, Mitología Griega, Mitología Judeocristiana, Moonless Earth, Uncategorized | Tags: Annunaki, Elohim, Fausto Ribadeneira, Humboldt, Luna, mitología, Moonless, Ninhursag, tierra sin luna 5 comentariosHay que poner mucha atención a los dichos y refranes de las gentes del campo, recuerdo que entre los muchos dichos que me fascinaban escuchar estaba el ‘éstos existen desde antes que hubiera luna’ para referirse a un poblado muy antiguo de la región. Siempre que escuchaba aquello mi mente se ponía en acción y no entendía del todo a qué se referían, pensaba simplemente se trataba de alguna exageración suprema.
Pero como la experiencia nos ha enseñado los dichos de las personas del campo y zonas rurales de cualquier parte del mundo encierran siempre una historia detrás, por más inverosímil o imposible que ésta parezca.
A Ecuador estos dichos seguramente llegaron por los descendientes de los aborígenes Chibchas de Colombia quienes iniciaban sus relatos más milenarios con la frase: ‘en tiempos antiguos, cuando la luna aún no estaba en el cielo…’ tal como nos cuenta Alexander Von Humboldt en su Vues des Cordilléres de 1816.
Las primeras referencias que tenemos de una tierra sin luna viene además de los antiguos griegos. Aristóteles nos cuenta sobre los Pelasgos, habitantes de Arcadia diciéndonos que es un pueblo muy antiguo, de cuando la luna no existía, los llamaban los Proselenes (anteriores a la luna). Aristochius, Dionysius Chalcidensis, Mnaseas, Demócrito, Anaxagoras, Apollonio de Rodas, Hipólito, Lucio, Stephanus de Bizancio, incluso Plutarco en su Moralia tratan sobre los Pelasgos de Arcadia, aquellos que existieron antes del nacimiento de Jove y eran más antiguos que la Luna.
El filósofo italiano Giordano Bruno (s. XVI) también escribió en su De Immenso: (Bk IV, x, pp. 56-57): «Hay aquellos que creen que hubo en cierto tiempo, como nuestra mitología nos cuenta, donde la luna no existía. Los Arcadios se cree existieron desde antes de la creación de la luna.»
En el Templo astronómico de Kalasasaya ubicado en Tiwanaku (Bolivia) construido en el 13.000 AC nos muestra un calendario de un tiempo donde la luna no existía, y nos cuentan que la luna se puso en órbita en un tiempo específico hace miles de años antes de lo que llamamos prehistoria. También las representaciones esculpidas en las puertas del templo nos muestran que antes de la luna que conocemos hoy existió otro satélite más pequeño. En este punto entraría un poco la teoría de las 5 lunas de Hans Horbiger y las humanidades de Oro, Plata, Bronce que supuestamente existieron antes de la humanidad actual y que iban desapareciendo de la faz de la tierra conforme iban cayendo las lunas cual meteoritos.
Las representaciones lunares del templo de Kalasasaya coincidirían cronológicamente con la primera representación de la luna, la cual podemos encontrar en China datada del 9.000 AC. Recordemos que el auge de la civilización Sumeria se dio en el 12.000 AC, ¿podría ser que la humanidad ‘aborigen’ como tal vivió hasta ese período de tiempo y luego llegaron los dioses sumerios -Annunakis (Enki y Enlil)- para trabajar en este planeta experimentando con la mezcla entre la humanidad aborigen y ellos dando origen al hombre moderno u homo sapiens sapiens, trayendo consigo además la luna para regular las condiciones de vida en el planeta aparte de usarlo como base? Teoría no muy descabellada en nuestra historia pero que en estos momentos sería tomada como una ridiculez. La teoría de los hermanos Annunakis Enki y Enlil trayendo la luna podría tener nexo también con el mito de la población africana Zulu quienes nos cuentan que la luna fue traída precisamente por dos hermanos alienígenas llamados Wowane y Mpanku.
Acaso la tierra sin luna es simplemente un recuerdo de los primeros homínidos que aún caminaban semi erguidos o en cuatro patas, al ir irguiéndose contemplaron el firmamento finalmente y vieron la majestuosidad de Selene. El mencionado pueblo Zulu posee la leyenda de Los Chitauris (Annunakis) y también nos da pistas del gran recuerdo de la humanidad primordial antes de la llegada de los dioses: «En tiempos antiguos, cuando el cielo azul no era visible porque estaba cubierto por una condensa niebla, la gente no podía ver el brillo del Sol ni disfrutar de su calor, excepto como una bola de luz blanca y tenue que se movía lentamente por el cielo, ya que había una espesa bruma que provocaba una llovizna eterna. Esta lluvia caía como un rocío constante y perpetuo. Tampoco se podían ver las estrellas, solo se veían los enormes árboles que creían en la llana superficie. No había desierto, solo selvas y bosques por todo el planeta. El mundo de entonces estaba cubierto por grandes bosques, grandes selvas, y por seres humanos que vivían en paz y armonía con el planeta, los animales y las plantas.»
Los relatos del pueblo Zulu son en verdad fascinantes, y aquí claramente podemos ver cómo era el planeta del cual la historia oficial nos cuenta solo existían los dinosaurios o los primeros mamiferos. Estos «humanos» que recuerdan los tiempos de una tierra sin luna son los aborígenes terrícolas originales antes de los dioses. Como podemos leer en el relato no se hace mención alguna de luna, pero sí del sol y su silueta.
En el judaísmo y la cábala nos hacen dar cuenta de la importancia de la Luna desde el Génesis. La cábala nos cuenta que Adán rendía culto a la luna, también la tradición arcana nos cuenta que el mismísmo Yahvé tuvo que hacerle ofrendas a la luna por haberle ofendido. El culto a la luna de Adán lo vamos a conectar a la leyenda Zulu y Sumeria del origen del hombre actual y de la luna. El culto a la luna siempre ha sido en honor a la diosa madre, en todas las leyendas y mitos es la luna quien sirve como el símbolo de la fertilidad y maternidad, interpretando las leyendas mencionadas nos damos cuenta que la Luna no sería más que la base científica donde mezclaron los genes de los homínidos terrícolas y los genes annunaki en el vientre de Ninhursag (posteriormente llamada Innana, Ishtar, Artemisa), la diosa madre. Sería lógico pensar entonces los primeros hombres híbridos rendían homenaje al hogar de su madre, la luna.
Adán como el ‘hijo de la luna’ original es corroborado por el erudito árabe medieval Abubacer señalando las antiguas tradiciones de atribuir la adoración de la primera luna a Adán, diciendo: «Ellos [los sabeos (originarios de Saba)] dicen que Adán nació de hombre y mujer, al igual que el resto de la humanidad, pero lo honraron grandemente, decían que había venido de la Luna, que él era el profeta y apóstol de la Luna, y que él había exhortado a las naciones a que sirvieran a la Luna. También contaron acerca de Adán que cuando salió de la Luna y procedió de la zona de la India hacia Babilonia, trajo muchas maravillas con él.
Pero volvamos a la Luna como tal. Enumerar las ventajas de tener una luna sería interminable, por supuesto existen las obviedades como las noches más largas, días de tan solo seis horas de duración, vientos mucho más fuertes, mareas incontrolables, pero el principal aporte es mantener nuestro eje estabilizado en precisamente 23°, gracias a esto tenemos las 4 estaciones y un clima parcialmente equilibrado. Vemos que la ausencia de una luna también explicaría las eras glaciares. La gran recopilación sobre mitología mesopotámica llamado La Biblia nos cuenta sobre eso en su libro Génesis 1:4 «Dios separó la luz de las tinieblas y formó el día y la noche», «E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para dominio del día y la lumbrera menor para dominio de la noche; hizo también las estrellas». Es decir nos cuenta que la creación de las luminarias equilibraron el eje del planeta creando el día y la noche.
Son muy interesantes los datos que nos da La Biblia, también en el mismo Génesis nos encontramos que al principio este planeta se transformó en un planeta de agua completamente. Quizá una de las tantas inundaciones universales que ha sufrido este planeta a lo largo de su existencia.
¿Significaría que la ausencia de una luna provocó la gran inundación universal? Es lo más probable, y es probable que aquel recuerdo primordial que tenemos sea de cuando los Elohim bíblicos llegaron al planeta a exterminar toda la vida aborigen en él e iniciar su propia especie. El diluvio universal no fue más que una de las consecuencias climáticas que se encontraron estos dioses y para prevenir estas inundaciones constantes crearon la Luna.
Es imposible dilucidar cómo sería la vida en nuestro planeta sin una luna, no podemos adivinar si nuestra vida como la conocemos sería posible sin una luna. Científicamente lo es, pero solo piense que científicamente es imposible que las abejas vuelen por ejemplo, siempre habrá cosas que rompan por completo la lógica.
Lo que quiero decir es que la vida en una tierra sin luna es totalmente posible, y en verdad nos ayudaría a explicar el gran tamaño de las bestias prehistóricas y también aquellas razas gigantes de humanos que tanto nos cuentan las leyendas. Lo más seguro es que los gigantes sean proselenes como los Pelasgos. Este último punto nos lo confirmaría el historiador Theodorus quien cuenta que la luna apareció tan solo un poco antes de la guerra de Hércules contra los gigantes. Como alguna vez mencioné en un artículo de este blog el título de Hércules o Heracles era una distinción militar, vemos que se refería a un grupo o ejército de élite que existió por muchas generaciones, así que quizá fue una guerra mundial en su tiempo entre la vieja vs. la nueva humanidad.
Los orígenes de la luna nos lo cuentan de diferentes formas, la teoría más aceptada es que al formarse nuestro sistema solar dos planetas en formación chocaron, de los restos de éstos nacen el planeta tierra y la luna. Otra teoría nos cuenta que la luna es un planetoide que se quedó junto a nuestro planeta atraído por la fuerza de gravedad. Teorías muy válidas en verdad.
Pero tenemos también las teorías conspiratorias que nos cuentan que un satélite como la luna es naturalmente imposible; el grado preciso en que está ubicada, la redondez de la misma y de su elipse, la distancia a la que está del planeta, es como que la hubieran colocado tanto como un escudo antiasteroides como un dispositivo supremamente avanzado que ayuda a mantener la vida en este planeta como lo conocemos. Incluso otros claman que es el verdadero órgano de control de seres estelares que tratan a este planeta como una granja de hormigas.
Existe la teoría de la luna hueca, la luna hecha de titanio al puro estilo de la Death Star de Star Wars. Quizá la luna es una enorme caja de resonancia que servía para amplificar la señal recibida desde las pirámides de Egipto hacia el universo entero. Y ésta sigue recibiendo señales y amplificando, quizá es un dispositivo traductor de señales universales, traduce las señales como música. Existe una anécdota de la misión del Apolo 10 quienes claman que al llegar a la luna escucharon música, pero un ritmo que jamás habían escuchado y no podían explicar. La Nasa guardó este secreto por décadas. ¿Por qué ocultar esta información? ¿Acaso fue simple ocultación de hechos para que la población no piense que la luna esté habitada y entre en una paranoia colectiva que nos habría llevado a una guerra civil total? Es posible, o quizá saben algo más. Recordemos que desde nuestras visitas a la Luna desde la década de 1970s solo han existido misiones esporádicas y muchas han sido para estallar explosivos masivos en ésta.
Sea cual sea su origen no podemos negar que nuestra compañera astral es demasiado conveniente, quizá siempre estuvo ahí y la vimos cuando las tinieblas de la mente y el tiempo se dispersaron. El que esta tradición de tierra sin luna esté presente en toda civilización es lo que nos hace sospechar, claro, eso si no tomamos en cuenta la teoría de una civilización única y global, y así explicaríamos las extrañas ‘coincidencias’ entre muchas culturas antiguas, pero ésa es otra historia que retomaremos en otro post.
El Ejército Gay de Tebas: el más valeroso de la historia.
Publicado: junio 22, 2016 Archivado en: Batallón Sagrado de Tebas, Grecia, Mitología Griega, Tebas, Uncategorized | Tags: Alejandro Magno, Batallón Sagrado de Tebas, Fausto Ribadeneira, Fausto Ribadeneira Garófalo, Filipo II, Grecia, Macedonia, Tebas 4 comentariosMe sigue sorprendiendo mucho que en estos tiempos aún exista intolerancia ante la homosexualidad. La intolerancia extrema como para llegar a asesinar a alguien porque simplemente no comparte tu inclinación sexual.
Me es inevitable pensar que quizá yo tuviera algún grado de esta intolerancia si de pequeño no hubiera leído la historia de Filipo II de Macedonia vs. El Batallón Sagrado de Tebas.
Este batallón tenía una particularidad, estaba conformado por 150 parejas de homosexuales, es decir, 300 amantes que se defendían a capa y espada.
Los orígenes del batallón se remontan a Epaminondas, rey Tebano cuyo objetivo era conquistar la Hélade para unificarla nuevamente como una sola nación que luego llamaríamos Grecia. Epaminondas tenía claras tendencias homosexuales y también mucha sapiencia militar por sus años de servicio, así que cuando le tocó armar un ejército por supuesto unió sus dos pasiones formando un destacamento de hombres que mantenían una estrecha relación entre sí.
Pronto se convirtió en un escuadrón de élite llamado “El Batallón Sagrado de Tebas».
Junto a éste nacería también una nueva definición para la pareja homosexual en el mundo griego; a diferencia de “erómenos (amado, menor)” y “erastés (amado, mayor)”, ellos se denominaban “heniochoi” (conductor) y “paraibatai” (compañero). El conductor era el de mayor edad y guiaba a su compañero más joven en la batalla.
Así es como Plutarco nos daba una maravillosa definición de este ejército:
«Para hombres de la misma tribu o familia hay poco valor de uno por otro cuando el peligro presiona; pero un batallón cimentado por la amistad basada en el amor nunca se romperá y es invencible, ya que los amantes, avergonzados de no ser dignos ante la vista de sus amados y los amados ante la vista de sus amantes, deseosos se arrojan al peligro para el alivio de unos y otros.»
Para Plutarco el éxito del ejército consistía en el orgullo del combatiente ante la vista de su amado, pero por supuesto también influía ese valor que infundía defender al ser amado y el temor de perderlo.
Durante treinta y tres años se mantuvo como pieza clave de la infantería griega. Fue el único ejército que pudo vencer a Esparta de forma continua, y a los demás ejércitos griegos también, logrando así Epaminondas sus objetivos sustituyendo a Esparta a la cabeza de la Hélade y redibujando el mapa político de Grecia.
Hasta que llega Filipo II de Macedonia en su campaña por la conquista de Grecia, y he aquí la única y última derrota de la escuadra de élite en la Batalla de Queronea.
Otras polis se unieron a Tebas contra Filipo y su campaña. Luego de cruenta batalla los demás ejércitos griegos escapaban, solo el batallón con sus 300 hombres se mantuvo en pie brindando singular combate ante un atónito Filipo. Lamentablemente eran superados sobremanera en número, uno a uno iban cayendo, en su rostro se veía el coraje inquebrantable, aun resignados a la parca jamás mostraron temor ni se rindieron al enemigo, no hubiera sido algo digno.
Cuenta la leyenda que en su agonía los soldados se buscaban entre los caídos para exhalar su último aliento junto al ser amado. Morían tomados de las manos, abrazados, o en un último beso.
Esta escena provocaría la admiración de Filipo, quien diría:“Perezca el hombre que sospeche que estos hombres o sufrieron o hicieron algo inapropiadamente”. Luego les rendiría homenaje con pira fúnebre y contaría que esos hombres tebanos fueron los más valerosos que jamás había enfrentado.
La historia de los Tebanos también pasaría a oídos de Alejandro el Magno, una de sus historias favoritas de infancia.
Sin la influencia de esta leyenda seguro no habría tenido la mente abierta desde pequeño y quizá me dejaba llevar por los comentarios de la sociedad. Pero fue gracias a los 300 de Tebas que comprendí que jamás debía juzgar o discriminar a alguien por su inclinación sexual, ya que esto en ningún caso les resta honra o valor. Qué estupidez más grande que aún hoy se piense lo contrario y se siga estigmatizando el amor entre seres del mismo sexo. En verdad con el pasar de los años se siente que la inclusión a los homosexuales va en retroceso, sobre todo en las Américas, una pena que el recuerdo de estos hombres tebanos que tan valerosamente entregaron sus vidas junto al ser amado haya caído en el olvido, pero ea, que los rescatemos y contemos su proeza de ahora en adelante.