El Ejército Gay de Tebas: el más valeroso de la historia. 

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Me sigue sorprendiendo mucho que en estos tiempos aún exista intolerancia ante la homosexualidad. La intolerancia extrema como para llegar a asesinar a alguien porque simplemente no comparte tu inclinación sexual.

Me es inevitable pensar que quizá yo tuviera algún grado de esta intolerancia si de pequeño no hubiera leído la historia de Filipo II de Macedonia vs. El Batallón Sagrado de Tebas.

Este batallón tenía una particularidad, estaba conformado por 150 parejas de homosexuales, es decir, 300 amantes que se defendían a capa y espada.

Los orígenes del batallón se remontan a Epaminondas, rey Tebano cuyo objetivo era conquistar la Hélade para unificarla nuevamente como una sola nación que luego llamaríamos Grecia. Epaminondas tenía claras tendencias homosexuales y también mucha sapiencia militar por sus años de servicio, así que cuando le tocó armar un ejército por supuesto unió sus dos pasiones formando un destacamento de hombres que mantenían una estrecha relación entre sí.

Pronto se convirtió en un escuadrón de élite llamado “El Batallón Sagrado de Tebas».

Junto a éste nacería también una nueva definición para la pareja homosexual en el mundo griego; a diferencia de “erómenos (amado, menor)” y “erastés (amado, mayor)”, ellos se denominaban “heniochoi” (conductor) y “paraibatai” (compañero). El conductor era el de mayor edad y guiaba a su compañero más joven en la batalla.

Así es como Plutarco nos daba una maravillosa definición de este ejército:

«Para hombres de la misma tribu o familia hay poco valor de uno por otro cuando el peligro presiona; pero un batallón cimentado por la amistad basada en el amor nunca se romperá y es invencible, ya que los amantes, avergonzados de no ser dignos ante la vista de sus amados y los amados ante la vista de sus amantes, deseosos se arrojan al peligro para el alivio de unos y otros.»

Para Plutarco el éxito del ejército consistía en el orgullo del combatiente ante la vista de su amado, pero por supuesto también influía ese valor que infundía defender al ser amado y el temor de perderlo.

Durante treinta y tres años se mantuvo como pieza clave de la infantería griega. Fue el único ejército que pudo vencer a Esparta de forma continua, y a los demás ejércitos griegos también, logrando así Epaminondas sus objetivos sustituyendo a Esparta a la cabeza de la Hélade y redibujando el mapa político de Grecia.

Hasta que llega Filipo II de Macedonia en su campaña por la conquista de Grecia, y he aquí la única y última derrota de la escuadra de élite en la Batalla de Queronea.

Otras polis se unieron a Tebas contra Filipo y su campaña. Luego de cruenta batalla los demás ejércitos griegos escapaban, solo el batallón con sus 300 hombres se mantuvo en pie brindando singular combate ante un atónito Filipo. Lamentablemente eran superados sobremanera en número, uno a uno iban cayendo, en su rostro se veía el coraje inquebrantable, aun resignados a la parca jamás mostraron temor ni se rindieron al enemigo, no hubiera sido algo digno.

Cuenta la leyenda que en su agonía los soldados se buscaban entre los caídos para exhalar su último aliento junto al ser  amado. Morían tomados de las manos, abrazados, o en un último beso.

Esta escena provocaría la admiración de Filipo, quien diría:“Perezca el hombre que sospeche que estos hombres o sufrieron o hicieron algo inapropiadamente”Luego les rendiría homenaje con pira fúnebre y contaría que esos hombres tebanos fueron los más valerosos que jamás había enfrentado.

La historia de los Tebanos también pasaría a oídos de Alejandro el Magno, una de sus historias favoritas de infancia.

Sin la influencia de esta leyenda seguro no habría tenido la mente abierta desde pequeño y quizá me dejaba llevar por los comentarios de la sociedad. Pero fue gracias a los 300 de Tebas que comprendí que jamás debía juzgar o discriminar a alguien por su inclinación sexual, ya que esto en ningún caso les resta honra o valor. Qué estupidez más grande que aún hoy se piense lo contrario y se siga estigmatizando el amor entre seres del mismo sexo. En verdad con el pasar de los años se siente que la inclusión a los homosexuales va en retroceso, sobre todo en las Américas, una pena que el recuerdo de estos hombres tebanos que tan valerosamente entregaron sus vidas junto al ser amado haya caído en el olvido, pero ea, que los rescatemos y contemos su proeza de ahora en adelante.