Cervantes y Goethe unidos en la historia por los perros que ladran
Publicado: septiembre 1, 2013 Archivado en: Books, España, Films, Goethe, Historia, Literatura, Miguel de Cervantes, Visita al Diablo Mundo | Tags: don quijote, Don Quijote de la Mancha, error, escritores favoritos, eva perón, Fausto, Fausto Ribadeneira, Fausto Ribadeneira Garófalo, frase, Goethe, hugo chávez, juan montalvo, Ladran Sancho señal que cabalgamos, literatura, Miguel de Cervantes, nexo, perros, sancho 7 comentarios«Ladran, Sancho, señal que cabalgamos…»
Para muchos de ustedes esta frase es quizá la más famosa de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, citada por todos nosotros alguna vez en nuestras vidas, la frase favorita de políticos como Hugo Chávez y Eva Perón, ¿pero acaso esta frase tan famoso aparece en el Quijote?
Luego de haber leído las dos partes de El Quijote, y a parte de darme cuenta que son los mejores textos jamás escritos, me di cuenta que la tan famosa frase no aparecía en ningún lado, y no podía ser un error de traducción o algo por el estilo. Perplejo completamente empecé a buscar el origen de la frase, supuse Cervantes la había mencionado en otro texto, así que leí todos los escritos posibles de éste, y por supuesto, me sirvió para darme cuenta que es el mejor escritor de habla hispana, no hay como él. Pero, pero, tampoco encontré la frase, en este proceso de leer todos los textos de Cervantes (La Galatea, Novelas Ejemplares, Entremeses, etc) demoré algunos meses, al no dar con la frase inicié la búsqueda nuevamente, esta vez con la ayuda de nuestra amiga internet, algo que debería haber hecho desde el principio, aunque no hubiera sido justo para mi conocimiento.
Inicié la búsqueda y me topé con que la frase apócrifa y erróneamente otorgada a Cervantes ha sido usada desde el siglo XIX, -una gran pista- diversos autores se la adjudicaban, en verdad creí que el origen de la frase iba a ser una de aquellas cientas de reversiones de El Quijote, como ‘Los Capítulos que se le olvidaron a Cervantes‘ de Juan Montalvo. Seguía la búsqueda y ¡oh sorpresa! Goethe aparece, sí, en uno de sus poemas aparecía la famosa frase, no de manera literal, pero muy similar a ésta. ¿Acaso podría ser? ¿Había encontrado el nexo entre mis dos escritores favoritos? Goethe y Cervantes, los más grandes, unidos por un poema y una frase.
Sí, Goethe en su poema Labrador [Kläffer] (1808) menciona: «Pero sus estridentes ladridos / sólo son señal de que cabalgamos». He aquí la frase. Quién iba a decirlo, una de las frases más famosas de la historia atribuida a Cervantes, pertenece en realidad a Goethe. Ahora nos queda averiguar desde cuándo se la atribuye al buen Don Quijote, ya que si investigamos hasta el siglo XIX se le da crédito total a Goethe por la frase, sin embargo en el siglo XX cambia por completo, todas las pistas me llevaron al film inconcluso de Orson Welles Don Quixote, muchos lo identifican como el origen de la frase, y sí, en el film se menciona la frase «Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos». Sin embargo muy pocos vieron este film televisivo, y la película en sí jamás llegó a realizarse por completo. No sería sino hasta 1990 que Jesús Franco retoma las riendas del film y lo lanza finalmente, pero esa es otra historia. El origen del error quizá solo fue la confusión, vemos que autores de la talla de Sábato también la usaban, así que podríamos concluir que la frase fue erróneamente atribuida a Cervantes en aquellas tertulias de literatos de cierta fama donde jamás se pone en tela de duda lo expuesto por alguien de renombre, quizá algún escritor respetado citó la frase atribuyéndola a Cervantes y luego se regaría como pólvora llegando hasta nuestros días los perros que ladran como frase Cervantina. Nuevamente he descubierto el agua tibia, estoy seguro cientos de personas o miles ya han escrito algo parecido, pero he aquí mi versión, una más una menos, cada una aporta algo más al conocimiento. Claro que ya desearíamos que exista un apócrifo goethiano de Don Quijote vs. Fausto, y quién sabe si en esas cientos de notas del cajón de Goethe exista algo así, un hombre puede soñar, un hombre puede soñar…
P.S: Alguien consígame este libro por favor:
De Doppelgängers y Dobles Caras
Publicado: julio 18, 2013 Archivado en: Abraham Lincoln, Artículos Varios, Doppelgänger, Edward Mordrake, Emilie Sagée, Goethe, Guy de Maupassant, Leyendas, Literatura, Mitología, Paranormal | Tags: Abraham Lincoln, bla bla bla, camina, Chang Tzu Ping, Doppelgänger, dos gotas de agua, Edward Mordrake, Emilie Sagée, Fausto Ribadeneira, Fausto Ribadeneira Garófalo, gotas de agua, Guy de Maupassant, hermano gemelo, Johann Wolfgang von Goethe, John Donne, Paranormal, Percy Bysshe Shelley, Reina Elizabeth I de Inglaterra, tom waits 2 comentariosTodos hemos escuchado alguna vez aquella historia que dice que cada persona tiene un doble exacto en este mundo y bla bla bla, o quizá algún amigo te comentó ‘¡hey, acabo de ver a un/a imbécil/a igualito/a a ti!’, hasta lo hemos visto con nuestros propios ojos; alguien pasando por la calle y quedándote literalmente boquiabierto ya que parece que estás viendo a tu hermano gemelo: ‘¡somos dos gotas de agua!’ exclamaste, o quizá hayas estado pasando por una tienda de espejos y tú andabas en el quinto vuelo de las vimanas hitlerianas psicodélicas. Pues bien, este fenómeno de encontrarte con tu ‘doble’ tiene un nombre, sí, una palabrita muy hermosa que muchos de ustedes ya han escuchado, por supuesto es una palabra que proviene de los amos de las conceptualidades en sus vocablos, ¿adivinan? ¡Sí! Los alemanes, ay estos alemanes sacaron la cara por todas las lenguas bárbaras y la convirtieron en la lengua más completa y compleja del mundo, luego de nuestro amado español por supuesto, pero ¡ah, la palabra, sí, sí! La palabra es Doppelgänger, ¡sí, finalmente, repítala, Doppelgänger, Doppelgänger!
Ahora sí, seamos serios, Doppelgänger (Doppelgänger, Doppelgänger! Qué bonita ä) es una palabra que sirve para referirse a tu doble fantasmagórico, y significa literalmente ‘el que camina a tu lado’, uy que miedo, ¡pero no tema!, ya que según las tradiciones germanas si te llegas a topar con tu Doppelgänger significa una sola cosa… ¡tu muerte! Así es, ahora sí tema.
Han existido diversos casos de Doppelgänger a lo largo de la historia, unos han sido muy bien documentados mas no comprobados, otros han sido convertidos en hermosa literatura, películas, y otros han servido para alimentar el morbo por lo paranormal en personas como usted o como yo, su misión más noble quizá.
Revisemos algunos de los casos antes de pasar al caso principal:
Guy de Maupassant, el novelista francés y escritor de cuentos -sobre quien he deseado escribir hace mucho pero aún no se me ha presentado la oportunidad o mi pereza no lo ha permitido-, afirmó que había sido perseguido por su doble cerca del final de su vida. En una ocasión dijo que este doble entró en su habitación, se sentó frente a él y comenzó a dictar lo que de Maupassant estaba escribiendo. Escribió sobre esta experiencia en su cuento «Lui» (¿Él?) .
John Donne, el poeta inglés del siglo XVI cuyo trabajo a menudo se refirió a la metafísica, fue visitado por un doppelgänger mientras estaba en París – no el de él, sino el de su esposa. Este ente se le apareció con un bebé recién nacido. La esposa de Donne estaba embarazada en el momento, pero la aparición fue un presagio de gran tristeza. En el mismo momento que el doppelgänger apareció, su esposa había dado a luz a un niño muerto.
Percy Bysshe Shelley, considerado uno de los más grandes poetas del idioma Inglés, se encontró con su doble en Italia. El fantasma señaló quedamente hacia el mar Mediterráneo. No mucho tiempo después, y poco antes de su cumpleaños #30 en 1822, Shelley murió en un accidente de navegación – se ahogó en el mar Mediterráneo.
Reina Elizabeth I de Inglaterra se sorprendió sobremanera al ver a su doppelgänger tendido en su cama y a su lado. La reina murió poco después.
Johann Wolfgang von Goethe; este caso sugiere un punto de vista atemporal y dimensional de los doppelgängers. El mismo Goethe nos cuenta en su autobiografía que se vio a su doble mientras viajaba en la carretera a Drusenheim. Su doble exacto venía hacia él en caballo en un traje que él jamás había usado: un traje gris adornado en oro. Cuando se vieron de cerca el doppelgänger desapareció. Ocho años después, Goethe estaba nuevamente viajando por el mismo camino, pero en la dirección opuesta, de repente se dio cuenta que llevaba puesto un traje muy gris adornado en oro, ¡el mismo que había visto en su doble ocho años antes! ¿Acaso Goethe experimentó el salto dimensional o en el tiempo?
El famoso caso de Emilie Sagée y su Doppelgänger
Cuenta la leyenda que Emilie Sagee había enseñado en dieciocho escuelas diferentes, dieciocho escuelas de las que había sido despedida a causa de extraños fenómenos y sucesos que la acompañaban. ¿Qué tipo de fenómenos y sucesos? Por ejemplo cuando Sagée estaba escribiendo en la pizarra mientras enseñaba a su clase, de repente una réplica exacta de Emilie aparecía de pie junto a ella imitando sus movimientos. Era su imagen exacta, excepto que no tenía en la mano un trozo de tiza, ni mostraba emoción o gesto alguno en su rostro, era una imagen fantasmagórica que dejaba perplejos y aterrorizados a sus alumnos.
En otra ocasión, cuando Emilie trabajaba en la Pensionat von Neuwelcke School (escuela femenina) las niñas, mientras estaban en clase de bordado (testimonio fidedigno de la baronesa Julie von Güldenstubbe, una ex alumna de la mencionada institución) podían ver claramente a Sagée en el jardín recogiendo flores de la escuela. Mientras veían esto el Doppelgänger de Sagée apareció en la clase y se sentó inmóvil en la silla del profesor. Dos chicas trataron de tocar la aparición, pero se encontraron con una extraña resistencia y no fueron capaces de penetrar en el aire que rodeaba a la entidad. Sin embargo, una niña, caminando entre la silla de la maestra y la mesa -dueña de unos nervios de acero y un coraje sin par- pasó a través de la aparición, luego ésta desaparecería lentamente.
Luego de estos terribles acontecimientos los padres de las niñas, alarmados totalmente, retiraron a sus hijas de aquel colegio para internarlas en otros. De las 42 muchachas que se encontraban en el “Pensionado de Neuwelcke” en 1845, quedaron sólo 12, dieciocho meses después. La señorita Sagée, a pesar de su don para la enseñanza y vasto conocimiento, fue despedida inmediatamente por el director.
Sagée era absolutamente inconsciente de lo que estaba pasando y ella se daba cuenta del fenómeno debido a la expresión de pánico en los rostros de las personas que atestiguaban las visitas de su doble. Luego de haber experimentado esto constantemente Emilie ya se había acostumbrado a darse cuenta que al ver rostros asustados y ojos fijos en algo invisible que parecía moverse cerca de ella, significaba que su doppelgänger estaba de visita. Sin embargo ella jamás vio a su doble, ni se había dado cuenta que cuando éste aparecía se ralentizaban sus movimientos y se ponía muy pálida, al parecer la aparición robaba su energía.
Su capacidad de bilocación se ha convertido en uno de los casos más testigos y documentado de un Doppelgänger en la historia.
Pasemos un poco de los doppelgängers. Existe otra historia contada por el mismísimo Abraham Lincoln que dice que el día que se enteró que fue electo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica (uff) se miró en el espejo y se vio con dos caras, ¡dos caras! Una más pálida que la otra pero dos al fin. Con la emoción de la noticia presidencial no hizo mucho caso de aquello, sin embargo no lo olvidaría y lo comentó con su esposa y conocidos. Ésto le volvió a suceder dos veces más, y su esposa, muy práctica, le dijo que aquello era un presagio que iba a ser reelecto, y que la segunda cara pálida significaba simplemente ‘no ver al pasado’.
Esta historia nos lleva a nuestro siguiente escalofriante personaje, aquél que les deseará los dulces sueños:
El original Dos Caras: la espeluznante historia de Edward Mordrake
El año 1887, en la cuna de una familia aristocrática nacía un niño que estaba destinado a ser la pieza clave en la inmortalización del apellido Mordrake, no por su gallardía, sus dotes para la escritura y su habilidad con el violín, sino porque el pobre Edward nació con una deformidad de las raras y fascinantes de la historia; nació con un rostro extra en su nuca.
Sí, digiéralo, imagine tener un rostro semi deforme en la nuca, mueve los ojos, mueve los labios, ríe espeluznantemente y llora tétricamente, nadie escucha lo que dice más que usted, y las cosas que dice son tan terribles que Edward estaba seguro que su rostro extra provenía del mismo infierno. Todo ésto manifestaba el segundo rostro, todo a la hora en que Edward se disponía a descansar, como lo podrán imaginar, algo imposible. El mísero Edward vivió la mayor parte de su vida en reclusión, y al ver que los médicos no iban a poder hacer nada por su condición, tomó la decisión de acabar con su vida a la edad de 23 años, no sin antes agradecer a sus padres y hermanos por el cariño y afecto recibido, y dejar muy en claro que el segundo rostro sea extirpado por completo para así finalmente poder descansar en paz.
Casos similares e igual de alucinantes son los de Chang Tzu Ping y Pasqual Pinon. Sin embargo la historia de Edward es la que más se ha romantizado a lo largo de la historia, hasta el mismísimo Tom Waits le escribió una canción:
Así termina nuestras historias de dulces sueños por el día de hoy, ya volveré con más casos paranormales para que deje de contar ovejitas.
Any Colour You Like: Teoría de los Colores de Goethe, su influencia en la Gran Colombia y Pink Floyd
Publicado: abril 4, 2013 Archivado en: Books, Goethe, Literatura, Pink Floyd, Visita al Diablo Mundo | Tags: Any Colour You Like, bandera, Colombia, creativos, dark side of the moon, Ecuador, Faust, Fausto Ribadeneira, Fausto Ribadeneira Garófalo, flag, Francisco de Miranda, Goethe, Gran Colombia, historia, history, Johann Wolfgang von Goethe, luz blanca, Newton, pigmento, Pink Floyd, Teoría del Color, The Dark Side of the Moon, Theory of Colours, Venezuela, wolfgang goethe, wolfgang von goethe 2 comentariosLos colores han sido desde siempre un objeto de investigación y fascinación para el hombre, desde Aristóteles hasta Newton se han creado teorías que expliquen el origen e influencia que tiene el color en nuestras vidas. Fue precisamente la teoría de Newton la que prevaleció por encima de todas. Newton, en palabras sencillas, proclamaba que la luz blanca está formada por bloques o bandas de luz de seis colores, cuando esa luz se refleja o choca con algún cuerpo, éste absorbe alguna de estas bandas y refleja otras. Los colores reflejados son los que podemos observar, es decir, la luz es color. Desde el punto de vista físico: el color es luz blanca que se descompone al atravesar un prisma de cristal. Ahora bien, un siglo después de la creación de esta teoría llegó el gran Johann Wolfgang von Goethe a refutarla.
No me enorgullezco demasiado de mis logros como poeta. En mi época han vivido escritores creativos excelentes, los ha habido aun más brillantes antes de mí, y siempre los habrá después de mi tiempo. Pero de ser yo el único en mi siglo que conoce la verdad acerca de la teoría de los colores… ¡Eso es de lo que estoy orgulloso y lo que me da un sentimiento de superioridad sobre muchos.
Así se expresaba Goethe sobre una de sus obras más importantes y más queridas: La Teoría de los Colores (1810). Aquel Goethe, de los últimos genios universales, el intelectual definitivo, cultivó las artes y la ciencia con la misma pasión y rigor, eterno navegante y explorador del conocimiento y la belleza, autor de varias novelas y obras inmortales entre las que se cuenta la magnífica Fausto a la cual debo mi nombre.
La Teoría de los Colores de Goethe es un tratado de reglas fundamentales en la combinación de colores para conseguir algún efecto o matiz deseado, combinando colores de luz o pigmento. Nuestro buen Goethe no creía que los colores podían explicarse sencillamente en términos físicos o matemáticos, siendo el romántico que era (aunque odiaba aquel movimiento) creó una nueva teoría del color, donde impugnaba totalmente a Newton y le daba más importancia a la percepción del ser humano que a los hechos matemáticos. Según Goethe los colores nacen de la interacción de luz y oscuridad. -Lo que vemos en un objeto no depende tan solo del material con que esté hecho, ni tan sólo de la luz tal como proclamaba Newton, depende de una tercera variable que es nuestra percepción del objeto. El problema a tener en cuenta aquí es la subjetividad inherente a la percepción individual. Goethe intentó deducir las leyes que rigen la armonía de los colores, atendiendo a sus efectos fisiológicos, es decir, al modo en que los colores nos afectan en tanto que seres vivos, organismos que responden a estímulos, haciendo hincapié, en general, en el aspecto subjetivo de la visión.- Newton reconocía 7 colores puros y Goethe sólo dos; el amarillo y el azul: «El amarillo es una luz que ha sido opacado por la oscuridad, el azul es oscuridad que ha sido debilitado por la luz.» Todo esto se resume en una frase de Goethe que me encanta, siendo él un hombre tan universal mencionó lo siguiente: «El error de Newton fue confiar en las matemáticas y no en las sensaciones de su ojo». Por sobre todo buscó defender las artes, él siendo un híbrido de científico y poeta, sabía muy bien que hay cosas que la ciencia no puede explicar, no le gustaba que la ciencia se meta mucho en la música y la pintura, con respecto a esto mencionaría: “La ciencia puede destruir a la música positiva, desarrollada de estéticas y geniales, en gracia de un tratamiento físico”.
Goethe le daba una importancia casi metafísica a los colores, encontró en ellos un aspecto moral y psicológico totalmente nuevo para la época. Lo que el llamaba el efecto sensible-moral del color. Él veía en los colores expresiones simbólicas de nuestra alma, los dotaba de cierto sentido sinestésico. Dividió a los colores en dos grandes grupos: los positivos o activos, y los negativos o pasivos.
Positivos Activos: Aquellos que te animan, colores cálidos como el amarillo, naranja, y rojo amarillento.
Negativos Pasivos: Aquellos que denotan intranquilidad, melancolía o pasión, colores fríos como el azul, azul rojizo, y rojo azulado.
El efecto de los colores en el estado de ánimo nos los define e ilustra en un triángulo donde podemos ver la interacción de ocho colores básicos y cuatro combinaciones. En el triángulo original de Goethe, los tres primarios están situados en los vértices del mismo; las otras subdivisiones están agrupadas en triángulos secundarios y terciarios, donde los triángulos secundarios representan la mezcla de los dos colores primarios que están a su lado, y los colores del triángulo terciario representan la mezcla del color primario adyacente a él y el triángulo secundario que está directamente enfrentado a él. Relaciona las partes en las que se dividía el triángulo con estados de ánimo, emociones, y sentimientos: lúcido, reflexivo, serio, sereno, poderoso, melancólico, así nacía la psicología del color:
He aquí la lista Goethe de colores básicos con cada una de sus características:
Azul: Es el color de la inteligencia, la sabiduría, la reflexión y la paciencia. Induce al recogimiento, proporciona una sensación de espacio abierto, es el color del cielo y el mar en calma, y así evoca también paz y quietud. Actúa como calmante, sosegando los ánimos e invitando al pensamiento.
Rojo: Está relacionado con el fuego y evoca sensaciones de calor y excitación. Es el color de la sangre y el fuego, el color de Marte, símbolo de la violencia, de la pasión sensual; sugiere acción, impulso; es el color del movimiento y la vitalidad. Aumenta la tensión muscular, activa un cierto estado de alerta en el cerebro.
Amarillo: Es el color del Sol. Posee una condición alegre, risueña, es el color del optimismo. El amarillo tiene las cualidades del sol, es el color del poder y la arrogancia, pero también de la alegría, el buen humor y la buena voluntad; es un color estimulante.
Violeta: El violeta es el color de la madurez y la experiencia. En un matiz claro expresa profundidad, misticismo, misterio, melancolía, es el color de la intuición y la magia; en su tonalidad púrpura es símbolo de realeza, suntuosidad y dignidad.
Anaranjado: Mezcla de amarillo y rojo, tiene las cualidades de ambos, aunque en menor grado. Es el color de la energía, un color para temperamentos primarios, que gusta a niños, bárbaros y salvajes porque refuerza sus tendencias naturales al entusiasmo, al ardor, a la euforia…
Verde: El verde significa la llegada de la primavera, simboliza la juventud y la esperanza. Por ser el color de la naturaleza, de los prados húmedos, sugiere aire libre y frescor; este color es reconfortante, libera al espíritu y equilibra las sensaciones.
RYB vs. CMYK
Desde pequeños nos han enseñado que los colores primarios son el amarillo, azul, y rojo, y que mezclando éstos podíamos llegar a los colores secundarios como el morado, naranja, y verde, el modelo de Color RYB (red, yellow, blue) que tanto amamos. Pues este modelo viene ni más ni menos que de la Teoría del Color de nuestro buen amigo Goethe que hemos revisado más arriba. Para ilustrarlo usó su conocida rueda de color:
Con el tiempo este modelo de color ha caído en desuso, ya que se demostró que es impreciso; como bien nos dice nuestra amiga wikipedia: ‘En este modelo, el verde es una mezcla de azul y el amarillo. El amarillo es el complementario del violeta y el naranja el complementario del azul. La imprecisión recae en que el modelo RYB toma a dos colores realmente secundarios -Azul y Rojo- como primarios, debido a lo cual se pierde una importante cantidad de tonos que son imposibles de obtener con este modelo. Esto se corrigió con en el modelo CMYK, que usa el cian en lugar del azul y magenta en lugar del rojo corrige en gran parte estas imprecisiones y por eso se utiliza industrial y científicamente.’
Goethe y la bandera de la Gran Colombia
Además de inspirar aquella maravillosa portada [ver ↓], la teoría de Goethe inspiró quizá algo más importante, la bandera que 3 países sudamericanos comparten, así es, la bandera de la Gran Colombia que luego pasó a ser la de Venezuela, Colombia, y Ecuador, es decir, la tricolor: amarillo, azul, y rojo, fueron inspirados en una conversación que Francisco de Miranda, precursor de la independencia latinoamericana, sostuvo con Goethe sobre esta teoría en el invierno de 1785. Qué les parece, total sorpresa. Goethe le dijo a Miranda muy solemnemente: «Tu destino es crear en tu tierra un lugar donde los colores primarios no se distorsionen». Miranda quedó tan impactado con esta conversación que de inmediato diseñó la bandera tricolor que tanto amamos, parte de esta conversación la dejó plasmada en una carta y dice así:
Primero me explicó la forma cómo el iris convierte la luz en los tres colores primarios, después me comprobó por qué el amarillo es el color más cálido, noble y próximo a la luz, por qué el azul es esa mezcla de excitación y serenidad, una lejanía que evoca las sombras, y por qué el rojo es la exaltación del amarillo y el azul, la síntesis, el desvanecimiento de la luz en la sombra. No es que el mundo esté hecho de amarillos, azules y rojos. Es que así, como una combinación al infinito de aquellos tres colores, lo vemos todos los seres humanos. […] Un país parte de un nombre y de una bandera y se convierte en ellos, como un hombre que cumple un destino.
Existen muchas otras teorías sobre el origen de la bandera, pero sin dudas esta es de las más interesantes y fehacientes, sin embargo hay otra que también me encanta, la teoría poética de la creación de la bandera, aquella que dice que nuestro amigo Francisco de Miranda se quedó prendado de la belleza de la la emperatriz Catalina II de Rusia, o de la noble sueca Cristina Hall (quizá de las dos), y se inspiró para crearla en el amarillo por el rubio de sus cabellos, el azul por el color de sus ojos y el rojo por la intensidad de sus labios. Qué romántico Francisco, otra buena versión, pero yo me quedo con la de Goethe.
Goethe y Pink Floyd
La famosa portada de uno de los discos más emblemáticos de la historia, el The Dark Side of The Moon de Pink Floyd, es una ilustración de la teoría del color, el espectro de luz viajando por el prisma, este prisma es llamado el Prisma de Goethe donde observamos que la diferencia entre las teorías sobre el color de Newton -en la que el color está contenido en la luz y se produce al desfragmentarla- y la de Goethe -donde el color se produce como un efecto magnético creado a partir de la tensión entre la oscuridad y la sombra,- es la energía.
Según la banda la portada representaba 3 elementos básicos: la iluminación en los conciertos, las letras del álbum y el deseo de Richard Wright de crear una portada más “sencilla y pulcra”. No fue escogida premeditadamente, ni ellos la diseñaron, fue escogida de una serie de diseños que se les presentó, y vieron en ella la mejor para comunicar sus ideas. Según Roger Waters y el diseñador Storm Thorgerson, el triángulo representa la locura y la ambición. De acuerdo con Storm, sacó el diseño de un libro de física, siendo diseñador, seguro conocía la teoría del color de Goethe y le pareció el diseño perfecto ya que para él, la luz era un aspecto fundamental de la música de Pink Floyd, además del asombroso juego de luces en sus conciertos, nos gusta pensar que se refería a la forma en cómo la música te absorbe, te traspasa e ilumina a los seres en diversas formas; te hace brillar, te convierte en un rayo de luz en la inmensa oscuridad.
La filosofía de Goethe sobre la oscuridad, y que de ésta nace el color, se acopla perfectamente con la ideología de la banda. Goethe pensaba que la luz del sol es incolora, pero cuando está nublado los rayos del sol se ven amarillos, mientras más oscurecía la luz, más intenso es el color. Por eso su fiel creencia que el amarillo, azul, y rojo nacían de la oscuridad. Volveremos a esto en un momento (fanfarria) [ver ↑]. Para Goethe la oscuridad no era la ausencia de luz, sino el polo de la misma; su propia fuerza y energía activa. En el álbum de Pink Floyd podemos encontrar el majestuoso tema instrumental llamado ‘Any Colour You Like’ que nace de una anécdota universitaria de Roger Waters:
«En Cambridge, donde yo vivía, la gente venía desde Londres en una furgoneta y se ponían a vender cosas en el panel trasero de la camioneta; cosas como loza, porcelana, juegos de cuchillos y tenedores. Toda clase de cosas diferentes, y lo vendían muy barato. Las vendían al paso, con poco regateo. Recuerdo la porcelana, tenían porcelana y toda era del mismo color, todas eran azules, ellos decían, escoge cualquier color que te guste (any colour you like), igual, todo es azul. Recuerdo que aquello me impactó. Así que, metafóricamente, «Any Colour You Like» es interesante, en este sentido, porque denota que ofrece una selección donde no la hay. Y también es interesante que en la frase: «Cualquier color que usted guste, igual todos son azules «, yo no sé por qué, pero en mi mente siempre es ‘todos son azules’, que, si lo piensas bien, se relaciona mucho con la luz y la oscuridad, el sol y la luna , el bien y el mal. Usted hace su elección, pero siempre es azul «.
Algo complicada la explicación final de Roger, pero te entendemos Roger, te entendemos. Siempre es así, creemos tener una verdadera opción o elección donde no la hay. Conclusión: ¡Todo es azul! según Roger, y como hemos visto, el azul en la teoría de Goethe pertenece a aquellos colores negativos pasivos que pertenecen a la intranquilidad, la pasión, y la calma. Tres sensaciones de las muchas que podemos experimentar al escuchar esta obra maestra.
‘Aristóteles da luz y Platón alma, pero Goethe nos da ambas,
luz y alma, cuando nos presenta a la Naturaleza’. -Wilhelm von Schütz