Louis Rémy Mignot: el romántico que pintó el Ecuador del Siglo XIX
Publicado: octubre 21, 2014 Archivado en: Artículos Varios, Ecuador, Louis Rémy Mignot, Pintura, Romanticismo | Tags: Alexander von Humboldt, Charles Darwin, Escuela del río Hudson, Fausto Ribadeneira, Fausto Ribadeneira Garófalo, Fausto Rocks Yeah, Frederic Church, Hudson River School, Louis Rémy Mignot, painting, pintores, pinturas, siglo XIX 7 comentariosPocos son los artistas o grandes personalidades de la historia que han prestado atención a mi país, un oasis en sudamérica. En particular en la segunda mitad del siglo XIX para muchos Ecuador simplemente era sinónimo -si es que acaso prestaban atención al nombre- de Charles Darwin y las Islas Galápagos, Alexander von Humboldt y sus exploraciones, y alguno que otro historiador avezado sabía de García Moreno y sus reformas. Retratos de Ecuador se conocían simplemente por bosquejos o grabados hechos por los clérigos españoles en la época de la Conquista y la Colonia, además de unas cuantas ilustraciones hechas por algún pintor viajero o aquellas pinturas donde se retrataba a los Andes obra de los artistas que acompañaron a Humboldt (como Friedrich Georg Weitsch) en su expedición. Los pintores ecuatorianos apenas tenían repercusión y si algún cuadro de ellos llegaba a Europa era confundido por alguna escena en las selvas africanas o de «las indias».
Sin embargo este día me ha complacido sobremanera encontrarme de casualidad con Louis Rémy Mignot (1831–1870), pintor norteamericano de ascendencia francesa, de pincelada inspirada en el movimiento romántico de Europa y representante de la versión norteamericana de éste, estilo posteriormente llamado de La Escuela del Río Hudson.
Louis Rémy llegó a Ecuador en 1857 gracias a amigo y rival el también pintor Frederic Church, quien ya había estado en Sudamérica en 1853. Cansados del matiz rocoso y el sepia norteamericano, juntos habían decidido embarcarse en la búsqueda de la inspiración y los paisajes más exóticos que pudieran encontrar. Louis Rémy convertiría los paisajes cotidianos y naturales en escenarios etéreos y mitológicos, el Chimborazo se transforma en una montaña sagrada salida acaso del mismísimo Edén, el río Guayas, su cuenca y extensión, rivaliza con las descripciones homéricas del río Escamandro. La manera en cómo Mignot envisiona cada pétalo, cada nube, cada corriente, hacia pensar, seguramente, a quien veía estas pinturas, que el verdadero paraíso aún existía en un poblado sudamericano llamado Ecuador. Todo un honor que tan magno pincel haya coloreado los paisajes de este país.
Mignot, al igual que Church, alcanzaría fama en su tiempo, lastimosamente no perduraría, ya que entrando el siglo XX su obra había sido parcialmente olvidada. Pero he aquí que el haber pintado al Cotopaxi, los manglares, y mi amado Guayaquil lo hacen acreedor a un post en este blog, el agradecimiento tardío de todo un país, y una nueva ruta hacia la inmortalidad.