Visita al Diablo Mundo VI: Hermann Hesse & Thomas Mann [Demian und Doktor Faustus]

Hermann Hesse & Thomas Mann

Ya ha pasado algún tiempo desde nuestra última visita al diablo mundo literario, en este ocasión nuestros tripulantes son dos grandes autores alemanes del siglo XX, quienes, a pesar de sus primarias y visibles diferencias externas e ideológicas, lograron constituir una de las amistades literarias más famosas de la historia. El escenario de esta amistad es la primera mitad del siglo XX, el período de las dos guerras mundiales, período de confusión e incertidumbre, que llevó a estos personajes a salir de su patria para vivir como exiliados en diferentes países. Fue durante estas épocas que nació la amistad y la profunda admiración entre ambos. Mann, antes de su partida definitiva a USA, pasaba en Suiza en la casa de Hesse, momentos llenos de goce y tertulias soberbias. A la partida de Mann, la relación continuo en forma de correspondencia, mucha parte de esta relación epistolar se encuentra expuesta en El Museo Hermann Hesse de Montagnola (Suiza), «Hermann Hesse y Thomas Mann: documentos de una amistad», a continuación un extracto:

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Chicago, 2 de enero de 1941

Querido Hermann Hesse:

“….. Ha transcurrido mucho tiempo y hemos aprendido a considerar el episodio como algo de otra época; sin embargo, también hemos vivido, trabajado y luchado y, a la pregunta por Suiza va unida desde luego, la de si algún día volveremos a verla, a ella y a Europa. Sabe Dios si las energías vitales y la capacidad de resistencia habrán de permitírnoslo. Me temo -si “temer” es la palabra adecuada- que será un proceso largo y difícil el que ahora se ha puesto en marcha,  y que cuando las aguas se retiren quedará una Europa tan irreconocible que apenas podremos hablar, aunque físicamente sea posible, de retorno a la patria. Por lo demás, es casi seguro que este continente, que aún sueña en parte con el aislamiento y la conservación de su “way of life” se verá  envuelto muy pronto en el mecanismo de los cambios y transformaciones ¿Cómo podría ser de otro modo? Todos formamos un solo cuerpo y no estamos tan alejados unos de otros como parece; cosa que, por otro lado, no deja de ser un consuelo y un estímulo”.

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Su Thomas Mann

 

Montagnola, 8 de Mayo de 1945

Querido Sr. Thomas Mann:

Hace unos días llegó su carta, que me trajo noticias suyas y me informó sobre su lectura de “El Juego de Abalorios”. Todo ello me alegró muchísimo, y en especial sus comentarios a la dimensión festiva del libro …Parece que la productividad se mantiene más viva en usted que en mí: hace 4 años que no escribo nada, aparte de unos cuantos versos, pero estoy muy contento de haber concluído la vida de Josef Knecht antes de que las fuerzas me abandonen. Por lo demás, el manuscrito estuvo retenido medio año en Berlín, pues me había hecho el propósito de respetar mis obligaciones para con el fiel Suhrkamp (1). Éste pasó mucho tiempo en las prisiones de la Gestapo, y por último fue a recalar, totalmente agotado, en un hospital de Postdam que fue bombardeado al poco tiempo, de modo que ignoro si el leal amigo sigue con vida.  Sin embargo, los ministerios de Berlín calificaron de “indeseable” la aparición de mi libro, que de ese modo permaneció ignorado hasta ahora por el gran público, exceptuando a unos cuantos lectores aislados en Suiza. Sobre la “politización del espíritu” no tenemos, según parece, opiniones muy distintas. Cuando el intelectual se siente obligado a participar en la vida política, cuando el curso de la historia lo destina a ello, tiene -en opinión de Knecht y en la mía propia- que obedecer irremisiblemente. Ha de oponerse, en cambio, tan pronto sea llamado o presionado por una fuerza externa, por el Estado, algún grupo de generales o quienes detenten el poder, como ocurrió por ejemplo en el año 1914, cuando la élite de los intelectuales alemanes fue, en cierto modo, obligada a firmar manifiestos falaces y absurdos….”

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Le retorno cordialmente sus buenos deseos. Lo saluda con la amistad de siempre, su

H. Hesse

Hermann Hesse

Hermann Hesse

Ahora, entremos en materia. Primero nos ocuparemos de Hermann Hesse, nacido en 1877 en Calw, Baden-Wurtemberg. Entre sus obras más importantes y reconocidas destacan: El lobo estepario, Siddhartha, Demian, Narciso y Goldmundo y El juego de los abalorios. Recibió el Nóbel de Literatura en el año 1946. Hesse; un canceriano romántico, soñador, depresivo; el arquetipo de Introvertido de Carl Jung, en su adolescencia abandona todo bajo la premisa: «seré poeta o nada». Durante su vida pasó por diferentes oficios y lugares que alimentaban su creatividad, pasó por momentos difíciles hasta que en 1904 publica su obra Peter Camenzind, y pudo, desde ahí, vivir de sus escritos. A Peter Camenzind le sucedería un período de pocas obras y una crisis existencial y familiar que lo llevaría a tomar un tratamiento psicoterapeútico con  I. B. Lang, discípulo de Carl Jung. La fascinación que le provocaron las teorías arquetípticas y simbolistas de Jung, lo llevaron a escribir la primera de una serie de obras maestras inspiradas en las teorías Junguianas: el tan conocido y popular Demian.

Demian: Historia de la juventud de Emil Sinclair publicada en 1919, inspirada, además de las teorías de Jung, en sus mencionadas crisis, su difícil adolescencia, su estricta educación religiosa, y la sabiduría oriental que tanto le apasionaba. La obra nos relata los años de juventud de Emil Sinclair y su constante búsqueda de su ‘yo’ original, para ésto tendrá la guía de varios personajes entre los que contamos a: Franz Kromer, el infantil verdugo de Sinclair, el primer personaje que pone en jaque las ideas de Emil; Max Demian, principal regente de la vida de Emil, su primer guía y ejemplo a seguir, representa la manifestación positiva del espíritu; Pistorius; el sabio inexperimentado que tiene el conocimiento pero no lo explota ni lo vive; Frau Eva, madre de Demian, y amor platónico de Emir, la representación de la imago materna (psikers). Todos estos personajes brindan conocimiento a nuestro protagonista, conocimiento que él luego digiere, acepta, e interpreta, para luego abandonar a su maestro, abandonar los arquetipos representados por éstos ya que pertenecen al inconsciente colectivo, y continuar en la búsqueda de otro hasta encontrar su verdadero ser.

Este proceso está inspirado en la teoría de Individuación de Carl Jung, teoría inspirada, a su vez, en las filosofías taoístas, budistas, hinduístas. Jung define el proceso de individuación como la tendencia innata de la psiquis a encontrar su centro, su si mismo, un camino progresivo de autoconocimiento, de desvelamientos de la proyecciones, que nuestro inconsciente personal emana de forma natural; y de la toma de conciencia de la acción de los arquetipos en nuestra vida que serán los que tenderán a encauzar principalmente el proceso de individuación. La obra termina con Demian terminando este proceso, asimilando todo el conocimiento adquirido por medio de sus guías y experiencias, y encontrándose a sí mismo sin la necesidad de buscar otro guía.

Una obra que llegó a mí gracias a alguien muy especial, mi relación simbiótica soñada, ahora los invito a disfrutar de esta maravillosa obra:

Hermann Hesse – Demian [PDF]: http://bit.ly/13tD50l

Thomas Mann

thomas mann

Vamos con Thomas Mann, nacido en 1875 en Lübeck. Entre sus obras destacamos: Los Buddenbrook, La montaña mágica, Doctor Faustus, La muerte en Venecia. Recibió el Premio Nobel de literatura en 1929. Mann es la contrapartida absoluta de Hesse: extrovertido, mundano, cuasi superficial, geminiano que aborrecía la educación convencional y apostaba más por ser autodidacta. Se influenció por las obras de Schiller, Heine, Nietzsche, y Shopenhauer. En su adolescencia empezaron sus primeras fijaciones homoeróticas que inspirarían muchos de sus textos, como la magistral Muerte en Venecia. Su juventud trascurre sin mayores contratiempos, hasta que le advino su amistad con el pintor y violinista Paul Ehrenberg, relación que se vería reflejada en Doktor Faustus, obra que trataremos a continuación.

Doktor Faustus, considerada la mejor novela del siglo XX por la crítica especializada, toma al mítico Fausto, de las leyendas alquímicas medievales germanas, -y como no la versión del gran Goethe, y es que como expresa Mario Cortina; sobre la cultura alemana pende el espectro de Goethe tanto como el de Cervantes sobre la nuestra- adaptándolo a la realidad de aquél presente nefasto de 1943, al final de la Segunda Guerra Mundial, donde el nazismo y el fascismo se han apoderado de Europa, terminando con su amada Alemania soñada y el dolor de verla humillada luego de la guerra. Nada sería igual para su patria nuevamente.

La obra nos cuenta la historia del ficticio Adrian Leverkühn, un músico que vende su alma al diablo a cambio de virtuosismo. Este pacto tiene condiciones: creatividad y virtuosismo extraordinario por un período de 24 años, y al término de éstos, tendrá que entregar su alma.

El pacto no es ‘convencional’, inspirado en la tragedia real de Nietzsche, quien contrajo sífilis causándole locura y posteriormente la muerte, Adrian también contrae sífilis, pero por elección propia, buscando en la locura que esta provoca la inspiración máxima. Es en este momento cuando aparece el demonio, advirtiéndole que la única razón por la que lo puede ver es porque está loco, dejándonos a nuestra libre interpretación la existencia o no de este demonio, y de darse su existencia, juzgar si Adrian vende su alma o su alma ya estaba predestinada a ser condenada.

La historia de Adrian es solo una de tres a las que podemos asistir, las otras siendo: la biografía de la obra artística de Adrian, expuesta magistralmente por Mann, para lograr esto estudió musicología, varios tomos de música, y varias biografías de compositores, además de contar con la asistencia de Ígor Stravinski y Arnold Schönberg.

La tercera historia es, por supuesto, la decadencia de la nación alemana en manos del nazismo. El pacto de Adrian con el diablo simboliza la ascensión al poder de Adolf Hitler, y el cambio de era en Alemania, del humanismo del siglo XIX, a un sofisticado nihilismo, y luego a un, en los ojos de Mann, barbárico primitivismo. Para lograr compactar todas estas ideas contó con el apoyo y supervisión del filósofo Theodor Adorno, quien lo animaba a exponer sus párrafos y también a reescribir muchos de ellos.

A través de una prosa tan goethiana, maravillosamente musicalizada, Mann nos absorbe en una historia repleta de diferentes escenarios, personajes, y música. Entre lo moral y lo inmoral, la santidad y el pecado, un mundo lleno de dualidades y ambigüedades que nos atrapará por completo.  Así que no pierda más el tiempo y póngase a leer ya:

Thomas Mann – Doktor Faustus [PDF]: http://bit.ly/Zk0x0B

Mann y Hesse pasan a la historia como los dos últimos representantes de la vieja llama literaria alemana, defensores del humanismo, adoptaron como misión esparcir las tradiciones y cultura germanas. Hesse escribió hasta los 64 años, y Mann hasta los 80, en la correspondencia tardía podemos leer cómo los diferentes achaques de la vejez los traían mal. La última correspondencia entre los dos se dio a la muerte de Mann, donde Hesse expresa sus condolencias, alaba, y se despide de su gran amigo:

Sils Maria, 13 de agosto de 1955

Con profundo pesar me despido aquí de Thomas Mann, del amigo querido y gran compañero, del maestro de la prosa alemana, de un hombre a quien pese a todos los honores y éxitos muchos desconocieron. Toda la ternura, fidelidad, responsabilidad y capacidad de amar que se ocultaban bajo su ironía y virtuosismo -cualidades totalmente incomprendidas por el gran público alemán durante decenios-, habrán de mantener vivos su obra y su memoria mucho más allá de nuestra confusa época.

Hermann Hesse

Hermann Hesse & Thomas Mann